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Carter Center Expert Group Statement on the Nicaragua Elections

Contact: In Atlanta, Deborah Hakes, +1 404 420 5124

We acknowledge the strong electoral support given to President Ortega in Sunday's election.  Nevertheless, we are troubled by the reports of significant deficiencies in the 2011 electoral process in Nicaragua and their implications for democratic governance. It is perplexing that a country that is showing social and economic improvement has at the same time permitted an erosion of democratic institutions.

In light of its long involvement in Nicaragua since 1989, The Carter Center sent a small study group to visit Nicaragua to listen to the viewpoints of diverse citizens about the electoral process and the future direction of the country. The Center declined to send an electoral observation mission under the restrictive regulations published Aug. 16, 2011, and for this reason will not judge the electoral process per se. Instead, the study group takes this opportunity to share its reflections with the Nicaraguan people and international community.

Nicaragua has made important progress in terms of economic stability and growth, which provides the potential for a meaningful process of social inclusion as long as citizens gain opportunities for education and for production.  The country retains one of the best records for security in the region. The government of Nicaragua has been working to meet the basic needs of the population, and preliminary results indicate the voters showed their approval in choosing to continue the government in office for another term.

Yet the country has seen an erosion of democratic institutions. Institutions are politicized, checks and balances are disappearing, and accountability mechanisms are weak.

For Nicaragua to make full use of its potential for economic development and social inclusion, it is vital to strengthen its political institutions, representation, and separation of powers. Strong, independent institutions, especially an independent judiciary, will create greater juridical security and help to make these gains sustainable. Less personalized and more coherent political parties will ensure that all citizens have an effective voice.

The questions surrounding the recent electoral process are one consequence of institutional weakness. Other consequences include undermining citizen confidence in the ability of the state to carry out all of its functions effectively and in representation of the rights of all citizens. Institutional confidence, and particularly electoral confidence, requires the inclusion of all major political forces, clear and non-arbitrary rules, and the timely transmission of information to citizens and political parties.

After more than 20 years of elections, it is distressing that electoral institutions remain so weak in Nicaragua. The report of the observation mission of the European Union documented a wide range of problems. The problems with party poll watcher access, the refusal to credential some experienced national observer groups, and limits on international observers made it difficult to independently verify the official results. Last minute changes in rules, absence of information for citizens and political parties, and vague regulations also affected confidence. All of these things produced suspicion and distrust in the process and the results on the part of important sectors of the population.

It is our hope that Nicaraguans will engage in full and open dialogue to address these issues.

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"Waging Peace. Fighting Disease. Building Hope."

A not-for-profit, nongovernmental organization, The Carter Center has helped to improve life for people in more than 70 countries by resolving conflicts; advancing democracy and human rights; preventing diseases; improving mental health care; and teaching farmers in developing nations to increase crop production. The Carter Center was founded in 1982 by former U.S. President Jimmy Carter and his wife, Rosalynn, in partnership with Emory University, to advance peace and health worldwide.

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PARA DIVULGACIÓN INMEDIATA
9 de noviembre 2011
Contacto: Deborah Hakes, dhakes@emory.edu, 1 404 420 5124

Comunicado del equipo de expertos del Centro Carter con ocasión de las elecciones del 6 de noviembre de 2011 en Nicaragua

Notamos el amplio respaldo electoral otorgado al Presidente Daniel Ortega en las elecciones del domingo pasado. Sin embargo, nos preocupan los informes sobre deficiencias significativas que afectaron el proceso electoral 2011 y sus implicaciones para la gobernabilidad democrática en Nicaragua.  Resulta desconcertante que un país que está mostrando mejoras sociales y económicas haya permitido la erosión de sus instituciones democráticas.

Con base en su compromiso histórico con Nicaragua desde 1989, el Centro Carter envió un equipo de expertos para conocer los puntos de vista de ciudadanos y actores claves con relación al proceso electoral y al futuro del país.  El Centro Carter optó por no enviar una misión de observación electoral debido a las regulaciones restrictivas publicadas por el Consejo Supremo Electoral el 16 de agosto pasado y por esta razón no evaluará  el proceso electoral en sí mismo. Por ello, el grupo de expertos aprovecha esta oportunidad para compartir sus reflexiones con la ciudadanía nicaragüense y la comunidad internacional.

Nicaragua ha logrado avances importantes en términos de estabilidad económica y crecimiento, que generan condiciones  para el desarrollo de un proceso de inclusión social conforme la población tenga mayores oportunidades para acceder a la educación e integrarse al proceso productivo. El país ostenta uno de los índices de criminalidad más bajos de la región. El gobierno ha trabajado en satisfacer las necesidades básicas de la población, los resultados preliminares indican que los electores apoyan la continuidad  de esta administración por otro período.

No obstante, el país evidencia erosión en sus instituciones democráticas. Las mismas están dominadas por intereses partidarios, los frenos y contrapesos están desapareciendo y, los mecanismos de control y rendición de cuentas son débiles.

Para que Nicaragua aproveche al máximo su potencial para el desarrollo económico y la inclusión social es vital fortalecer las instituciones políticas,  la representatividad y la división de poderes. Instituciones fuertes e independientes, especialmente el Poder Judicial, crearían una seguridad jurídica esencial y contribuirían a la sustentabilidad del crecimiento. Partidos políticos menos personalizados y más coherentes asegurarán  que toda la ciudadanía tenga voz efectiva.

Los cuestionamientos sobre el reciente proceso electoral son producto de la debilidad institucional.  Otras consecuencias incluyen el deterioro de la confianza  en la capacidad del Estado para  cumplir efectivamente con algunas de sus funciones y garantizar los derechos de la población. La confianza institucional, especialmente en el sistema electoral, requiere la amplia inclusión de actores políticos, la existencia de reglas claras, razonables y no arbitrarias, así como información oportuna a todos los ciudadanos y partidos políticos.

Después de más de 20 años de elecciones es frustrante que las instituciones electorales nicaragüenses sean tan débiles. El informe preliminar de la misión de observación de la Unión Europea expuso una amplia gama de problemas documentados. Los problemas con la acreditación de los fiscales partidarios, la negativa a acreditar algunas organizaciones nacionales de observadores experimentados y las restricciones a las observaciones internacionales dificultan la comprobación independiente de los resultados oficiales. Cambios de último momento en las reglas, falta de información a los ciudadanos y a los partidos políticos y, normas imprecisas dañaron la credibilidad del proceso. Todos estos elementos han producido suspicacias y desconfianza en los resultados de las elecciones entre numerosos sectores de la población.

Es nuestra esperanza que los nicaragüenses establezcan un diálogo abierto y sincero para enmendar esta situación.

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El Centro Carter fue fundado en 1982 por el ex Presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter y su esposa, Rosalynn, en colaboración con la Universidad de Emory, para avanzar la paz y la salud mundial.Una organización sin fines de lucro y no gubernamental, el Centro Carter ha ayudado a mejorar la vida para personas en más de 70 países a través de resolviendo conflictos; avanzando la democracia, los derechos humanos, y oportunidades económicas; previniendo enfermedades; mejorando la asistencia de salud menta; y enseñando a los campesinos como aumentar el cosecho. Para conseguir más información sobre el Centro Carter, visite www.cartercenter.org

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